Después de semanas trabajando en el proyecto, 3 días de recogida de juguetes y 2 de intercambio, un total de 50 familias de entre MOPI3 y PIN4, participaron en el mercado llevando juegos y juguetes con los que los niños ya no jugaban (en buen estado y adecuadas). Con esto conseguían puntos para canjear el día del intercambio, llevándose a casa un nuevo juguete para ellos/as, que pertenecía a otro compañero. Hacían un pequeño recorrido desde que llevaban el juguete hasta conseguir los puntos. Después, ¡el día del intercambio podían ver todo tipo de juegos, juguetes y libros como si de un escaparado se tratara!
Trabajamos todo lo relacionado con el juguete y el modelo lúdico. Visitamos una juguetería ecológica así como conocer la propuesta de intercambio de juguetes de Barcelona. Y entonces… ¿qué podíamos hacer desde EDIN para proponer un modelo lúdico más sostenible? Organizar un intercambio de juguetes en nuestra escuela.
El objetivo principal era: dar una segunda vida a los juguetes. Y así lo hicimos. Los alumnos se animaron y se organizaron por comisiones: cómo preparar el sistema de puntos, cómo hacer la recogida de datos de las familias, pensar y diseñar el espacio, cómo organizar y clasificar los juguetes, cómo evaluar el proceso… Toda una trabajada para poder difundir nuestro proyecto y conseguir transmitir nuestro mensaje a los niños, niños y familias de la escuela. Nuestra gran inquietud: ¿habríamos logrado transmitir el mensaje y el objetivo del proyecto? ¿Las familias y niños se sumarían a nuestra propuesta?
Una rueda de dar y recibir, que huye de la acumulación y basura de juguetes, que pretende concienciar a nuestro entorno cercano y en concreto, a la escuela, de la necesidad de apostar por un nuevo modelo lúdico.