5 de Febrero de 2025

Inicio de los recesos en 3.º TQE

Ya estamos en el ecuador del curso y hemos realizado los dos primeros recesos (de los cinco previstos), con un total de 28 alumnos participantes.

Imatge
RECÉS 3R ESO

El Centro Internacional de Espiritualidad Ignaciana de Manresa nos acoge de nuevo este año para facilitar a los alumnos una experiencia diferente de ellos mismos, de los compañeros y de Dios.

Son tres días y dos noches para detenernos, reflexionar, rezar y compartir. ¡Cuánta necesidad tenemos de guardar silencio y conectar con lo más auténtico y profundo de nuestras vidas! Dios nos espera en el silencio para hablarnos al oído y fortalecer nuestro camino de vida.

Aquí os dejamos el testimonio de los propios protagonistas.

Durante estos días que hemos estado de receso me lo he pasado muy bien. Me ha aportado un gran bienestar personal, tanto psicológico como físico. He sentido muchas emociones, pero las que más me han ayudado a estar bien conmigo misma son la tranquilidad, la paz y la soledad, tres aspectos que necesito en mi día a día para poder conectar conmigo misma y desconectar de la rutina. Además, también nos han dejado mucho tiempo para poder realizar las actividades, algo que yo no me puedo permitir porque siempre estoy haciendo algo, pero, cuando he estado sola en mi habitación, he tenido tiempo incluso para hacerme más preguntas.

En todas las puestas en común podías expresar lo que quisieras, puesto que no era obligatorio explicar a todo el mundo lo que habías escrito, pero si querías, podías hacerlo.

El último día, hicimos una eucaristía para reflexionar sobre qué nos había aportado el receso, qué nos llevábamos de él y con qué nos quedábamos, y después hicimos una puesta en común. También durante la eucaristía cantamos muchas canciones, de las que yo solo me sabía una o dos.

En definitiva, fue muy agradable sentirte acogida por tu propia clase y poder expresar todo lo que quisieras.

Valèria A. 3.º ESO B1

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Para empezar, yo iba a este receso con muy buenas expectativas, puesto que me habían hablado muy bien de él, y mantengo esta opinión después de ir.

De este receso, me llevo sobre todo las puestas en común después de hacer una reflexión personal en la habitación, porque me gustaban muchas las conclusiones y las ideas de mis compañeros. Otras actividades que me han gustado serían leer textos bíblicos, ver una película o ir a lugares donde solo podemos estar en Manresa, como la cueva de San Ignacio y la iglesia que hay al lado.

Por último, si tuviera que quedarme solo con una cosa, escogería el rato que fuimos a la capilla de Montserrat, puesto que pude profundizar y pensar muy dentro de mí.

Paula T. 3.º ESO D1

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Del receso, me quedé con muchas cosas; algunas nuevas y otras que quizás ya tenía, pero de las que no era consciente. Al principio del receso, mi acercamiento a la experiencia era el de alguien ignorante, con ningún propósito de provecho. No obstante, de forma progresiva, he ido adoptando un comportamiento más sereno, más entregado.

Levantarme temprano me ha ayudado muchísimo, porque el día aún no había empezado y la noche ya acababa de irse. Aquel era el mejor momento para mí, porque justo antes de disfrutar de aquel instante de quietud y conexión con la naturaleza, rezábamos con una oración que te hacía reflexionar sobre tus propósitos del día en relación con fragmentos de la Biblia.

Durante estos días, he pasado mucho tiempo con los ojos cerrados. He visualizado muchas cosas de lo que me decían, pasando de la palabra a un pensamiento gráfico. Montserrat en la distancia y el ambiente tranquilo de Manresa fueron clave para poder conectar la mente con el exterior, y viceversa.

Lo más importante fue la visita a la iglesia y la cueva de San Ignacio, un lugar puramente espiritual, con un significado muy profundo para mí. Imaginándome a san Ignacio andando en silencio hacia la cueva, escribiendo y rezando en solitario. He podido sentir el sacrificio por el que él pasó en su momento.

Aparte de las puestas en común, los tiempos de habitación me han ayudado a agrupar todo lo que aprendíamos durante el día y a establecer realmente un vínculo con mi situación personal. Por último, la eucaristía fue un cierre perfecto del receso, con la absolución de la confesión personal, que me dejó un sentimiento de ligereza y renovación espiritual, ideal para volver a la rutina.

Pablo B. 3.º ESO D1