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Practicar una vida activa es esencial para cualquier persona: desde andar, subir escaleras hasta salir a correr, nadar o jugar a fútbol con los amigos. Moverse, en definitiva, es básico en las diferentes etapas del desarrollo, tanto en lo físico como en lo emocional, especialmente durante la infancia, que es cuando mejor capacitados estamos para adquirir hábitos saludables que nos acompañarán a lo largo de toda la vida.
¡EL DEPORTE ES SALUD!
La práctica regular de actividad física aumenta la fuerza, agilidad, flexibilidad y resistencia cardiovascular. Además, todo el organismo sale beneficiado. Ser una persona activa mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y ayuda a combatir la ansiedad y la depresión.
Hay índices claros que la práctica de una actividad física de forma habitual facilita la familiarización con unos hábitos higiénicos y dietéticos que redundan en una mejor salud y rendimiento escolar en la infancia y que se trasladan a la vida del adulto. Los niños más activos tienen menor probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares o inflamatorias de adulto, a ser menos obesos o sucumbir a hábitos tóxicos poco saludables.
«Moverse es básico en las diferentes etapas del desarrollo tanto en lo físico como en lo emocional».
En una etapa de la historia en la que los niños son verdaderos nativos digitales, el uso de las tabletas, videojuegos y otros dispositivos móviles hace que el tiempo que dedican al ejercicio sea cada vez menor. Esta tendencia, junto con la falta de espacios de recreo y educación física diaria, contribuye a la obesidad, el letargo, el bajo tono muscular y también a más períodos de tensión con sus referentes adultos. La alimentación contribuye y es un factor fundamental para garantizar el buen estado de salud del menor, y un buen desayuno y buena merienda son básicos para el niño que practica deporte de forma regular.
¡EL DEPORTE ES CONVIVENCIA!
El juego y el deporte como transmisores de valores. En el juego y en el deporte, se genera un espacio en el que los niños pueden encontrar e incorporar diferentes valores, virtudes y defectos. Puede aprenderse de todo, como reflejo intenso de la vida.
La práctica deportiva bien orientada, ayudará a los niños a aprender qué es la tolerancia, la adaptación a los cambios y la confianza en uno mismo. Les facilitará entender y soportar la derrota, así como saber ganar. A través del juego con compañeros, pueden apreciar y comparar sus habilidades y su autoimagen. El juego, en definitiva, les ofrece algunas realidades de la vida con la que tendrán que convivir en el futuro. Por eso, la actividad física debería establecerse como una necesidad y un deseo para cada edad en la infancia, y cuando se integra en ella el juego es habilitación y, en según qué ocasiones, también terapia.
EL DEPORTE EN NUESTRAS ESCUELAS JE!
La práctica regular de actividad física mejora la memoria y la capacidad de aprendizaje. Los niños que realizan actividad física tienen un mejor rendimiento escolar. Por eso, desde nuestras escuelas de Jesuïtes Educació, ofrecemos un amplio abanico de actividades paraescolares deportivas para que todos y todas nuestras alumnas puedan hacer el deporte que más les guste, tanto sea individual como colectivo.
Las escuelas de JE tienen una oferta deportiva amplia y variada para poder dar salida a este objetivo, utilizar el deporte como HERRAMIENTA EDUCATIVA y así ayudar en la educación integral del niño, niños/as y jóvenes.